lunes, 7 de mayo de 2012

El peso del tiempo. (Maratón inacabado)

Imagínate que un día te levantas de golpe con un chillido de alguien que te grita enaltecidamente al oído. Te incorporas. Te pones de pie, te miras. De repente llevas ropa de deportista, un dorsal y delante de ti hay una calle con un circuito trazado donde pone km. 0. Entonces, mirándote atónito, vuelves a escuchar el grito que oíste. ¡¡Vamos!! ¡¡Corre!!. E instintivamente te pones a correr. No sabes muy bien que pasa. Pero tú corres. Es lo que debes hacer. Pongamos que el deporte no es algo que hayas practicado demasiado a lo largo de tu vida. Digamos que la última vez fue cuando jugabas al rescate en el patio del colegio. Y tú estás ahí, corriendo.

Al principio, corres fuerte. Te ves vestido de deportista y te descubres corriendo; las endorfinas comienzan a dispararse y el subidón empieza a llegar. El problema es que cuando llegas a los 100m y vas a tope caes en la cuenta de que no sabes cuánto va a durar. Vaya, y ¿esto qué será? ¿una carrera de 100m, 400, un kilómetro…? Y cuando ves el cartel del primer kilómetro de la maratón, no te lo puedes creer. Tú, que no has corrido en tu vida. Que no has elegido correr. No has regulado al principio, has corrido dándolo todo y empiezas a fatigarte. Te planteas parar. Pero vuelves a escuchar. ¡¡¡CORRE!!! Y mucho más alto. Sabes que por algún motivo no puedes parar. Es un asunto grave. Importante. Sólo sabes que debes correr. Y así, sin quererlo, estás en el medio de algo que pensaste que nunca te tocaría en la vida.

Y piensas con afán de superación: “si estoy en estas, esto lo voy a correr, lo voy a hacer, lo voy a conseguir por mis santos cojones, y además lo voy a hacer de puta madre”. Y consigues producir aún más endorfinas para que el cerebro mantenga durante unos kilómetros más engañado al cuerpo. No sabes muy bien por qué pero unos metros después del kilómetro 5 te entran ganas de llorar. Y lloras profundamente. Tú no quieres correr. Te duelen las piernas. No estás preparado. Tú no eres deportista. No quieres estar en esa carrera. Y levantas la vista y ves la calle atestada de gente. Tu familia gritando ¡¡¡¡¡¡VENGA QUE TÚ PUEDES!!!!!! ¡¡¡¡VAMOS CAMPEÓN!!!!! ¡¡¡¡¡¡VAMOS!!!!!! ¡¡¡¡¡VAMOS!!!!, y la risa de los tuyos alentándote te contagia. Te hace sonreír, secarte las lágrimas, apretar los dientes y seguir convencido de que vas a terminar.

Sigues corriendo y ya no hay tanta gente. Pero empiezan a aparecer aquellos que no conoces, que te dan ánimos. Que te hacen superar el dolor en los brazos, las piernas. Que te dan una botella de agua cuando tienes sed. Que te sonríen y a los que sonríes… Y te dan energía para seguir.

El tiempo pasa. Ves pasar los 10 kilómetros. En general positivo. Con más fuerzas de las que jamás pensaste que ibas a tener. Sufres, pero sigues y con la mejor de las actitudes. 15 kilómetros y sigues corriendo. 17, vuelves a desfallecer, pero ahí vuelven a estar todos. Y son más, muchos más, ayudando. Apoyando. Y sigues. Llegas a los 20. Piensas: “la mitad; esto está chupado”. Y sigues corriendo. 21, tu primer calambre en una pierna, 22 en un brazo, 23. A los 25, por mirar tanto hacia delante, tropiezas con una piedra que no ves en el camino, te caes, te caes mal, y te haces una herida en la rodilla. Todo el mundo vuelve a estar ahí. Y tú vuelves a correr y vuelves a pensar. Voy a conseguirlo. Vamos a conseguirlo. Y sigues corriendo.

El cansancio es intolerable. Las piernas te empiezan a pesar, 27, la herida te vuelve a doler, 28, no entiendes por qué te ha tocado a ti correr, 29, y vuelves a pensar. Voy a conseguirlo. A los 30 aparece un dolor agudo que nunca habías tenido. Son las piernas, los pies con ampollas, los brazos… pero lo que más te duele es el alma. Y miras el cartel del kilómetro 30. “Todavía falta mucho para llegar al 42” -escuchas a tu cerebro. Estás muy cansado, agotado. No puedes más. Por otro lado, más bajito, escuchas una vocecita tenue que dice: “vamos, tú puedes, lo vas a conseguir”.

Y más o menos, más “más” que menos, así estoy. En medio de un maratón. Donde sé que falta poco para llegar, pero el tiempo pasa, y según pasa y pasa, pesa y pesa. Yo no elegí que mi hijo tuviera leucemia y se la diagnosticaron. Sé que vamos a llegar al final. Sé que estamos en esa lucha de no caernos y quedarnos en el suelo. Sé que mi actitud es más veces positiva que negativa. Sé que este camino me ha traído momentos de conciencia que nunca en mi vida había tenido. Pero estoy cansado de correr. Y cada fatiga o momento de debilidad se acumula al anterior. No es que ahora esté mal. No. Hoy sigo corriendo. Y las sonrisas de Guzmán me siguen iluminando el día para olvidarme de mis miedos. Pero esos días en los que no están ahí, los miedos me pillan desprevenido. Y me da miedo no llegar. Pero también me da miedo llegar y mirar hacia atrás pensando sólo en lo dura que fue la carrera y no en lo bueno que aprendimos en ella. Me da miedo no aprovechar esto para todo lo bueno que está surgiendo también entre nosotros. Y el equilibrio se hace complicado.

A un lado de la balanza esa sensación de piloto automático, de seguir corriendo sin que las piernas sean mías, las endorfinas que riegan mi cuerpo desde la cabeza hasta la punta de los dedos de los pies, haciéndome sentir más vivo que nunca, y creer, creer que voy a poder con esta carrera y con todo lo que se ponga por delante, creer que esta carrera nos va a cambiar a mejor para siempre. Y al otro lado, los calambres, el maldito flato que no me deja respirar, la camiseta empapada de sudor raspando su tejido sobre mi piel, el dolor en la planta de los pies, en las rodillas en cada zancada, y el cansancio que se apodera de la fe en lo que puedes llegar a hacer secuestrándola en una caverna…

Porque me siento muy identificado con lo que ha escrito Ainara en su último post, y cuanto más cerca me siento de la meta, más noto el peso del tiempo.


sábado, 28 de abril de 2012

Héroes Sociales 2.0 en diferido.

Ayer fue la presentación del libro Héroes Sociales 2.0 en la Casa Encendida.

El ambiente, los sentimientos, las historias de todos, llenaron el aire de emociones y mucho buen rollo. Fue muy especial por conocernos todos, escuchar sus historias y reírnos entre alguna lágrima.

Me sentí muy agradecido por la atmósfera tan especial que se generó, por toda la gente conocida que acudió, amigos, familia que vinieron a vernos (Noe, María, Jeanna, Celia, Almita y María, Patricia...). Algunos llegaron desde muy lejos (gracias, Iván). Otros, parecían recién salidos de la máquina del tiempo (Patricia, Roberto, qué grande reencontrarnos). Otros que conocí por primera vez, (Lou, qué grato, gracias por tu Mermelada en primera persona), y los incondicionales de siempre (abuela, tío Carlos, tía Pilar, abuelitos - pobres, disgustados por llegar tarde -, mi hermano Míchel, Cris, Dani...) Seguro que me dejo a alguien... A todos, gracias por vuestro cariño y apoyo, nos llegó a los cuatro. Fue muy especial.

Os dejo el enlace para descargar el libro y ver en streaming el evento.

Video de Heroes Sociales 2.0 y Pdf del libro.

Y para colmo la gran sorpresa de la visita de Ainara Janire que ya como remate me dejó en shock y emocionado. Mis grandes Heroínas que, con Elías, se merecían ya no sólo estar en el libro, sino llenar con sus historias un libro entero.


miércoles, 25 de abril de 2012

Bendita normalidad



Definitivamente en este camino la normalidad es un triunfo.
Hoy hemos vuelto al hospital, los neutrófilos estaban arriba y le han subido la medicación. Con lo cual, seguramente, como no nos vamos a ver en dos semanas, los neutrófilos bajarán.
Eso significa que esta maravillosa normalidad de "aquís y ahoras" que llevamos teniendo desde el fin de semana al menos durará unos días más.
La verdad es que es maravilloso ver el espíritu y la actitud con la que Guzmán lleva este camino entre risas, port-a-caths, analíticas, cuentos, cansancios, mimos, trastadas y frases célebres.
Creo que de mayor quiero ser como él.

El otro día nuestro pequeño buda en una de sus míticas citas le dijo a Eva mientras cenaba:

"Mamá, ¿a que la lengua es el suelo de las cosas que se comen?"

Je je, un día de estos me lo como y no os dejo restos a ninguno. :)

martes, 24 de abril de 2012

Heroes Sociales. El libro

Las causalidades existen y nos han unido a muchos en un libro, haciendo que en el camino conozcamos a gente maravillosa.
Hace más de un año conocí a José Antonio Ritoré quien me entrevistó para su blog, y un par de meses más tarde me invitó a formar parte de una charla que fue el comienzo de esta historia de Heroes Sociales 2.0. Título que me viene muy grande porque para mi el auténtico héroe de éste blog es Guzmán.
De ahí surgió un proyecto muy bonito que consistía en reunir historias de gente que en la red dedican su tiempo a ayudar a otros. Junto a Uno entre cien mil hay historias que realmente son increíbles, historias de gente de la que si lees, el espíritu se te llena en 0.01 segundo. A mí, estar entre ellos me produce una mezcla entre vergüenza y orgullo, y este viernes les voy a conocer, porque presentan el libro de Héroes Sociales en La Casa Encendida.
Y decía que las Causalidades existen porque hay caminos que te llevan a que se produzcan cosas que la razón muchas veces no puede explicar. Haber conocido a gente no sólo como Jose Antonio, Pilar Portero  (periodista)  y Victoriano Izquierdo (fotógrafo) forman parte de algunas de ellas, el reencontrarme en el camino con una antigua compañera, Monica de Juegaterapia, conocer a Cristian que hizo posible que los Pelones Peleones nos juntásemos...  y estoy seguro de que este viernes el libro de los "para algo" y de mis causalidades se va a seguir llenando de tinta.
Espero veros a algunos allí.
Gracias a todos los que me habéis llevado hasta aquí. Y a todos los que nos recargáis las pilas tanto, tanto y tanto. Este camino es una maratón que se hace mucho más corta cuando uno lee comentarios en los que lo que uno da le vuelve elevado a n.

Invitación Presentación libro Héroes Sociales

El libro será presentado por la periodista Raquel Martos en la Casa Encendida en Madrid el próximo viernes 27 de abril a las 17:30. El acto es público así que podéis venir si os apetece y conocernos en persona. Estaremos todos: