El otro día vino Isa a ver a Eva, y aparte de acogerla en sus brazos para que descargara oceanos de lágrimas, le trajo una piedra. Cuando ella y Jose fueron a la India hace unos años, se quedaron prendados de un Indio que en medio de la nada de aquel maravilloso pais tenía un puesto en el que vendía piedras. Probablemente las mismas piedras que había fuera de su puesto. Pero las suyas eran piedras sanadoras, decia el tipo, curaban. Y debió ser por cómo son esas miradas y esas sonrisas de los Indús, que recuerdan más a la de un niño que a la de un adulto, que Isa y Jose le compraron medio puesto. El Indú les reafirmó "They work. UAN JANDRED PERSENT", con ese acento que tienen ellos.
Desde ese día la piedra nos acompaña.
Ayer estábamos esperando el analisis definitivo de unos cromosomas, que de haber sido mutantes, habrían afectado a la enfermedad y a su cura y habrían hecho que diagnostico fuera más grave y su cura también.
Nos dijeron que esos cromosomas estaban bien. Y no se por qué me acordé de la piedra de Isa.
Gracias Isa por ayudar tanto, tanto, y tanto a Evita.
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